“La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas”.
¿EQUILIBRIO DE PODERES?: Se dice, se pregona y se presume que México es una democracia… ¿lo es? Pareciera que, en los hechos, la palabra, de tan gastada, sobre todo en el discurso político, ha perdido (casi) TOTALMENTE su valor. Y, lo que es peor… a más de la mitad de la población parece no importarle.
La construcción de las democracias, las de a de veras, encuentra su origen en la SEPARACIÓN DE PODERES -también la de a de veras- propuesta por John Locke: John Locke, filósofo inglés del siglo XVII, en su influyente obra "Ensayo sobre el gobierno civil" (1690); en ella expuso la teoría que derivó en la práctica del contrato social, argumentando que el gobierno deriva su autoridad del CONSENTIMIENTO DE LOS GOBERNADOS y que la protección de los derechos naturales, como la vida, la libertad y la propiedad, es fundamental.
Más adelante, el mencionadísimo por politólogos, políticos y aprendices de ágora, Charles-Louis de Secondat, barón de La Brède y Montesquieu, filósofo y político (teoría y práctica) francés en su muy difundida obra "El espíritu de las leyes" (1748) influyó significativamente en la teoría política y en la concepción de la separación de poderes. Montesquieu abogó por la idea de dividir el poder del Estado en poderes legislativo, ejecutivo y judicial para EVITAR LA TIRANÍA Y PROMOVER LA LIBERTAD. Para eso, precisamente, es la separación de poderes.
En México, para que no nos tilden de obsoletos o malinchistas, José Woldenberg, académico y político mexicano que ha contribuido significativamente al análisis de la política y los procesos democráticos en el país, ha analizado, como antes lo hizo Jesús Reyes Heroles, la transición hacia un sistema político democrático en México, en base a la DIVISIÓN DE PODERES a la participación ciudadana, secuestrada por la inculta (en su mayoría) “clase política”, a un sistema electoral transparente y apartidista y a la evolución de las instituciones políticas en el país.
¿DEMOCRACIA?: En este (des)orden de ideas, supondríamos que los legisladores (en México Senadores y Diputados), sirven y representan los intereses del pueblo (los que votaron por ellos y los que no lo hicieron) y cumplen (o deberían) de cumplir, al menos, el papel esencial de crear leyes justas y necesarias, representar a la población, SUPERVISAR AL EJECUTIVO, garantizar la rendición de cuentas y proteger los derechos fundamentales de la población. La separación de poderes entre el legislativo, ejecutivo y judicial es un principio fundamental para evitar el abuso de poder y garantizar un sistema democrático equilibrado.
En los tiempos recientes hay infinidad de ejemplos de que esto no es así, en lo económico y en lo social. Pero la semana que recién terminó, es la clara imagen de un poder subordinado (en más del 50%) a sus propios intereses y, por lo tanto, de la ausencia de democracia.
PRESUPUESTO 2024: La Cámara de Diputados aprobó, en lo general y en lo particular, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2024, Ignorando la voz de la gente, la que los eligió, bueno, a los plurinominales no, la mayoría de Morena y sus aliados -vergüenza de Partido Verde- solo aceptaron corregir el recorte que efectuaron al gasto solicitado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para 2024, y le devolvieron 500 millones de pesos.
Al mismo Tribunal Electoral, ¡en año de elecciones!, se le aplicó un ajuste de 768 millones, por supuesto a la baja, revanchismo puro.
Pero, sobre todo, y sin excluir nada, dos aspectos deberían de preocupar a TODOS los mexicanos: El brutal incremento de la deuda pública y la desalmada falta de apoyo a los habitantes de Guerrero, víctimas del Huracán Otis.
Atrás quedaron las promesas de no endeudamiento y la presunción de responsabilidad fiscal: para el último año del sexenio se ejercerá el mayor déficit presupuestario de los últimos 35 años, con el claro objetivo de ampliar el gasto corriente en un contexto electoral. Se trata de un endeudamiento económicamente imprudente, al no estar orientado a inversiones capaces de detonar el crecimiento. Esto forzará al próximo Gobierno a hacer un ajuste fiscal: recortes al gasto o alza de impuestos, recordemos la regla básica, para repartir, hay que generar.
En el aceptado presupuesto, sin analizar, por lo que se ve, la SHCP propone una expansión del gasto de 7.8%, 9 billones de pesos o 26.2% del PIB. Sin mayores ingresos para financiar el gasto, recurrirán a la deuda, con intereses altísimos, por las tasas vigentes y por el incremento en el índice de riesgo-país debido a la falta de democracia.
Para 2024 se anticipa un déficit presupuestal –diferencia entre ingresos y gastos– de 4.9% del PIB, (seguramente frisará en el 6%), superior aun a lo observado en la década de 1990. Si sumamos la deuda del resto del sector paraestatal y Empresas Productivas del Estado (que no producen, por eso deben), el endeudamiento neto llegará a 1.8 billones de pesos, 5.4% del PIB, el mayor monto jamás registrado.
En una cuenta sencilla: Si “vamos a crecer” 3% y le restamos este 5.4% de deuda, más el 4% que aportan las remesas, nuestra economía caerá en un tobogán con disminución real del 6.4% del PIB, sin haberse recuperado de la del 8.5% de 2020. ¡Ahí te vamos, Venezuela!
El endeudamiento en sí no es negativo, si se usa, para detonar la inversión (¿se acuerdan del litio?) Pero este componente del gasto, la inversión, caerá en 23% frente a 2023. Por cada peso de endeudamiento sólo se gastarán 0.59 pesos en inversión, la cifra más baja desde 2009 (el año de la influenza), el resto se usará para financiar el gasto corriente. Se trata, ni más ni menos, de una violación flagrante al artículo 73 de la Constitución, que, se supone, debe de ser el objeto de la defensa del sumiso y poco docto poder legislativo (si, con minúsculas).
Por el lado social, ni el que envió el presupuesto, ni quienes lo aprobaron, pese a múltiples y taquilálicas promesas y declaraciones, se negaron a incluir recursos para apoyar a Guerrero y a las víctimas del Huracán Otis. Por cierto, hábilmente manipulados, seis diputados guerrerenses negaron el apoyo al pueblo que los eligió (o que se abstuvo y en el pecado…). Perdieron la preciosa oportunidad de hacer un verdadero acto de Estado y, al menos, un ejercicio de la democracia que dicen representar.
DE FONDO: De cumplirse el estimado de 2024, al cierre del sexenio el gasto neto del Sector Público habrá aumentado en 20%; con Peña Nieto aumentó 11%; 29% con Calderón y 29% con Fox. En términos del PIB, el gasto, en su mayoría improductivo, aumentará 3.1 puntos, mientras que con Peña Nieto cayó en 0.6 puntos, con Calderón aumentó 3.4 y con Fox creció 2.6 puntos. Este crecimiento será el segundo más alto en los últimos cuatro sexenios, muy bien, solo qué… con un sensible menor crecimiento de ingresos (muy mal).
Esto, como lo sabe cualquier ama de casa, provocará un incremento sustancial del endeudamiento de TODOS LOS MEXICANOS (¿le pidieron a usted su opinión?).
DE FORMA: El pago de intereses de la deuda, reflejo empírico de que SÍ HA AUMENTADO, ha crecido de manera importante en los últimos tres años. Para 2024 el costo financiero de la deuda será de 1.2 billones de pesos (equiparable a la deuda de PEMEX) lo que implica un crecimiento real de 11.8% (133 mil millones de pesos) respecto al monto aprobado para 2023. Este es el costo financiero más caro en los últimos 25 años.
DEFORME: No hay más: El desprecio de dos poderes a la tragedia del pueblo que los eligió.
