Viernes, 26 Abril 2024
Miércoles, 16 Junio 2021 18:01

El día después de la elección

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El día después de la elección Especial

Es verdad que a la oposición no le fue tan bien como el país lo necesitaba; la democracia, en términos de frenos y contrapesos, logró apenas el respiro que ameritaba; y la urgencia de que la ocurrencia fuera frenada por poco no se logra ver materializada. Porque Morena no fue la gran aplanadora que muchos pensaban, pero, lamentablemente, la oposición tampoco consiguió imponerse frente a la destrucción que tiene a esta nación atosigada. Y es que la figura del presidente López Obrador mantiene cierta aprobación en algunos sectores de la población, aunque está reprobada abrumadoramente cuando se ven por separados los rubros de su administración. Las encuestas lo apuntalan, las protestas lo reclaman y las redes sociales lo señalan.

 

Pues la llamada “Cuarta Transformación” representa la parálisis en Tlahuelilpan, la debilidad y complicidad en la liberación de Ovidio Guzmán, la incompetencia de generar crecimiento y garantizar seguridad, la debacle institucional, la intromisión al Poder Judicial a través de una reforma inconstitucional, la impunidad con la que se ha decidido arropar a Manuel Bartlett, Felipa e Irma Eréndira Sandoval, el “váyanse al carajo” o a la TAPO para quienes llegan a cuestionar, la ocurrencia en el “no dejen de abrazarse” en plena contingencia mundial, la corrupción y negligencia en la línea 12 del metro de la ciudad. Cicatrices de un país herido contra las cuales salió a votar la sociedad. Sin embargo, aunque el presidente se diga feliz, feliz feliz, existe una derrota para su partido y su coalición muy clara a nivel municipal y en el Congreso Federal que le cuesta mucho trabajo poder aceptar.

 

Así, la mañana del 7 de junio, México despertó con una nueva composición política, pero Andrés seguía siendo el mismo. Incapaz de reconocer responsabilidad alguna, culpabilizando a otros de su fracaso y argumentando que el enemigo está enfrente, cuando en realidad lo tiene adentro consigo mismo. Para el presidente la debacle no se debe a su improvisación, ocurrencia o imposibilidad de generar buenos resultados, sino a los medios de comunicación que desnudan su mala gestión; a los periodistas que comunican a la población los errores de su administración; o a la prensa que invita a una conciencia crítica para que a través de ella emita un voto con suficiente información. Peor aún, el presidente se ha erigido a un nuevo enemigo: la clase media. A ella la culpa de ser individualista, egoísta y aspiracionista. Lo que le molesta en el fondo es no poder comprar su sumisión y lealtad con las dádivas que su gobierno se ha dedicado a entregar. Lo que despierta su cólera es saber que este sector, que con esfuerzo a logrado incrementar su educación, es menos probable que vote por su partido en una elección, como los datos que DATACIVICA recientemente reveló. Desde un principio, el titular del ejecutivo nacional ha dejado claro que no llegó para gobernar a la totalidad, pero qué lamentable que se dedique a denostar a quienes lo han decidido no apoyar.

 

Los resultados electorales no fueron lo que se esperaba y ojalá la factura no le llegue a los mexicanos demasiado cara. Convertidas las gubernaturas en refugios para delincuentes y premios para los incompetentes, podría llevar a un mayor descontento de la población cuando tenga que acudir a depositar su voto en la próxima elección. Al tiempo.

Enrique Cervantes

Derecho y Ciencia Política |.| ITAM-UNAM |.| Escribo en @elsupuesto @Quadratin_

Director General de @AlianzaUxMx

Creador de #LaDe4TaSemanal

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